Fue el mejor espectáculo visto en años.
Nadie lo vio, solamente yo. Solo yo.
Creo haberme regocijado entre la noche y las llamas.
Ese espectáculo fue la clara señal del tiempo.
Destellos saltaron con chispas de estrellas.
Lucieron frente a mis ojos a lo lejos.
El brillo gritó con relámpagos de justa hora.
Las luminarias saludaron marcando pasos firmes.
Su presencia opacó las luces de los carros y comercios.
Apariciones declararon momentos y prodigios.
No sentí impaciencia, tampoco desamparo.
Todo lo tétrico quedó derrotado con centelleos pronunciados.
«Vive y vive más», cantaron en su silencio lleno de gestos.
Tomé la postura para crear expresiones risueñas.
Me apropié de su mensaje trazado sobre la noche y las nubes.
Entendí que estas estrellitas eran las mensajeras del NUEVO AMANECER.
