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Historia V. Descubriendo pistas

Todo el tiempo estuvo allí, pero esta vez pude olerlo, verlo y hablar cara a cara. Algo renació en mí. Nuevamente Divad.

— Es muy fácil Retsé. Solo usa la química para descubrir la salida.

— ¡Sí!, pero me miran e intimidan. Además no es tan fácil como dices. ¿De qué hablas exactamente?

— Deja que pregunten y luego pide un vaso con agua.

Así lo hice, cuando su ingenio fue acercándose a esa habitación. Allí todo dio vueltas, alterando los sentidos. El calor (no sé de dónde) comenzó a trabajar.

 — ¿Ya? ¿Lista para hablar?, preguntó uno de los oficiales.

 — ¿Qué tal un vaso con agua para iniciar? ¿Qué tal un poco de paciencia? ¡¡¡Ahh!!!, y si tienen una tajada de pastel, mmmm, se los agradecería, supliqué con un poco de humor.

Después de unos segundos llegó mi vaso. No trajeron el pastel, pero sí cumplieron mi petición: dejarme a solas.

Divad ya se había ido, pero su presencia funcionaba en mi cerebro.  Ahora sí. Bebí el agua, sin dejar una gota.

Inmediatamente inició el recorrido por mi sangre. No se confundan. A simple vista mi sangre puede parecer homogénea, pero en realidad está compuesta por líquido y células flotando allí. Aún así necesita su complemento: agua.

Esa unidad hizo un efecto “enigmático”. Pensé que iba a descomponerme. Toqué mi corazón, latía fuerte. Un solo roce de mi mano con el collar de olivos, provocó que mi cuerpo se deshiciera en partículas, hasta teletransportarme por los árboles que estaban cerca de la ventana.

— ¿Qué es esto?, pregunté asustada.

— Retsé (susurró Divad). Poco a poco. Cuida tu elocuencia. Tu collar también… Después te explico con detalle.

— Aquí voy. Amanezco y opaco toda distracción, manipulación o juego. Los daños los provocan ellos, solamente por la inocencia. La maldad despierta y trata de envolver hasta lo imposible. Entramos en razón y listo. Todo es CO2 en resistencia con el H2O. Ahora me voy un poco lejos. Después les cuento donde llego.

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