Mi Ciudad Actual

Historia real…Encuentro inesperado


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Tengo un primo…el más inteligente de la familia (algo así con
cierta cercanía a Einstein)…pero…la droga lo sedujo y
atrapó…Él se enredó hasta caer…

Pasaron aproximadamente diez años del acontecimiento…diez años
incluso de no verlo…ni pensar en él…al menos de mi parte…

Todo es tan curioso y misterioso en la vida…a cualquiera puede
sucederle lo menos esperado…

Mi esposo y yo nos dirijimos hacia una reunión en una zona
bastante transitada del país. Cuando llegamos al centro de la
ciudad, señalé y grité con sorpresa:

―¡Hey! Creo que ese es mi primo.

Se veía muy delgado…Recuerdo que era rellenito…pero la cara no
se le perdía. Estaba cuidando autos de restaurantes aledaños.

―No estoy segura. Después de la reunión podemos pasar y preguntar.
Jamás imaginé que lo vería…Ni idea…Ha pasado mucho tiempo, le
dije a mi esposo.

Todo el rato pensé en él…Solo hasta ese momento en toda mi
vida…No sabía si hablarle…o él sentiría pena…¿Qué iba a
decir? ¿Por qué tuve que verlo yo? ¿Qué debía hacer? Mejor no.
Otro día. Después me equivocaba. Es mi familia. No era casualidad.
Ocupaba cumplir con mi propósito: soplar vida donde hay necesidad.

Terminó la reunión un poco más allá de las seis de la noche.
Regresamos al centro de la ciudad. Nos estacionamos. Caminé. Volteé
mi mirada buscándolo…Nada…Seguimos en el auto..Doblamos por una
calle…Vi a un cuidador de autos…Mi esposo dijo:

―No es…

Pensé:

―No puede ser…este era el momento…

El peso se escondió en mi corazón…¿Por qué no le hablé antes de
la reunión? Misteriosamente la solución llegó…

Nos equivocamos…En lugar de tomar la calle que nos
llevaría a nuestros hogares, doblamos nuevamente con dirección a la
ciudad…Tal vez era una segunda oportunidad para
encontrarlo…para hablarle…Efectivamente…

Paramos en la misma calle donde estaba el cuidador de autos que
vimos con anterioridad…Estaba dudando…Todo estaba
oscuro…Parecía la misma carita del joven que vimos antes de la
reunión…Aún ni sabía si era mi primo…Bajé a comprobarlo…

―¿Es usted Edmundo?

―¿Por qué?

―¿Es Edmundo?

―¿Por qué? ¿Quién viene ahí? (mirando al auto un poco enojado).

―Soy su prima.

Apenas escuchó «prima» bajó su cabeza y se escondió un poco entre
el abrigo…con pena.

―¿Cómo llegó aquí?, preguntó extrañado.

―No sé. Venía para una reunión. Lo vi. Quise hablarle. Somos
familia. Lo queremos mucho.

Hablé 10 minutos con él…o mejor dicho…para él…Mi primo no
dijo nada…pero escuchó atentamente, como aquel hombre inteligente
que todo mundo aseguraba…

No sé, no me acuerdo con exactitud de
las palabras…pero él sí…Le hablé del regreso a casa, del valor,
del PERDÓN…de la fuente de vida…de los huesos secos…pero sí
recuerdo muy bien esto:

Somos de la misma sangre. De la misma familia. Vengo a soplar vida
en todo su cuerpo. Usted regresará. Su cuerpo está sano…

Hablé más…No me acuerdo…pero mi primo todo lo procesó…es muy
inteligente…Dije adiós…Algo pasó…

Christy Petri (Quesada Segura)

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