Mi Ciudad Actual

Marcas dolorosas


Esta es una historia real, escrita por Kimberly L. Smith, autora de «Passport Through Darkness» (Pasaporte atravesando la oscuridad) quien presenció esas marcas dolorosas. La traducción del inglés al español fue realizada con la colaboración de Noticias Mi Ciudad. La escena se desarrolló en Portugal, fue una experiencia misionera de la escritora con su esposo en un orfanato. Deténte un momento y lee un ejemplo de algo que sucede en todo el mundo.

«Portugal es miembro de la Unión Europea. El país posee regulaciones para la protección de los niños, independientemente de su raza, etnia o ciudadanía. Sin embargo, no podíamos creer lo que mirábamos en un orfanato: los 19 niños en este lugar estaban durmiendo en habitaciones húmedas con huecos en el techo de madera. Literalmente yo podía meter mi cabeza en el hueco. Cuando llovía, el agua empapaba sus habitaciones. La comida era miserable, pero lo peor más adelante se los cuento.

No entendíamos porqué no recibían ayuda del gobierno de Portugal. Durante este tiempo nosotros tratamos de ayudar con comida, medicina, la reparación del orfanato, etc. Tuvimos la oportunidad de acercarnos más a los huérfanos. Un día, Carlos, un pequeño niño de 9 años se acercó a mí.

― ¡Tía Kimberly, ¡tía Kimberly! ¿Dónde está la vaselina?

Yo estaba ocupada preparando el almuerzo y sin importancia le dije:

― Carlos, no sé donde está la vaselina. Ve y pregúntale a alguien más.

― No puedo preguntarle a nadie más. El tío Buster (un trabajador del orfanato) me dijo que no podía contarle a nadie acerca de la vaselina.

Eso llamó mi atención. Detuve mis actividades, me arrodillé al nivel de los ojos del pequeño niño y le contesté:

― Bueno Carlos, aún no sé donde está la vaselina, pero te ayudaré a encontrarla. De todos modos, ¿por qué necesitas la vaselina?

Con mi pregunta, Carlos se puso muy agitado y empezó a saltar con un pie y luego con el otro.

― My bum is bleeding (Mi trasero está sangrando. Bum es una palabra británica que hace referencia a las nalgas).

― ¡Oh Dios mío Carlos! ¿Por qué tu trasero está sangrando?

Aún más agitado, Carlos me enseñó sus nalgas. El niño estaba cortado, desgarrado y ensangrentado. Su carne tenía signos de traumatismo.

Después de este acontecimiento iniciaron las investigaciones. Se había encontrado que todos los niños del orfanato eran forzados a realizar actividades sexuales. El Tío Buster era el responsable, en lugar de proteger a los niños, utilizaba una cámara para filmar estas escenas y luego postearlas en Internet.

¿Qué medidas tomaron las autoridades? Nada. ¿Qué tanto están haciendo en el mundo respecto a la explotación sexual? No se sabe.”

Kimberly L. Smith

 

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