Con amor un viernes recibimos la invitación. Día de celebración… de conocer a otros como nosotros. Nos esperaba alguien, específicamente una hermana… pero también muchos más familiares.
La noche estaba llena de dulzura. Estábamos unidos por esa pasión en un mundo caótico. Fue una conexión de un lado del mundo y del otro lado también. Fue una unidad de culturas y países, pero ya desde hace mucho tiempo habitaba y paseaba una misma identidad.
Justo antes de dormir, ella nos presentó la biblioteca familiar… Creemos que para continuar el viaje celestial. No pudimos dormir. Nuestro amor se fue tras los secretos del libro, tras esa poesía que iba puliendo dentro nuestro, como cuando sientes que te empuja la luz. La creación… el tema de los temas…
Nuestros ojos leían y leían, sin atrapar ni una pizca de sueño. El silencio nos conquistó, no dejó que las letras se encerraran o borraran. ¡No! Ya había despertado algo desde hace mucho… pero allí se incrementó el viaje. Se instaló en todo nuestro ser, como si conociera la ubicación de cada letra. Ahora no podemos parar. Nos asombramos… y mucho.
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Dibujo: Freepik
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