Nosotros también somos susceptibles a la deformación del tiempo, pero lo concebimos cómo un solo efecto… Un traslado hacia una sola dirección cuando en realidad pueden ser dos objetos que se mueven, acercan o alejan de forma equidistante.
El mundo físico está supeditado a la creación y al acto de crear. Este acto es mental, especialmente de Dios… pero a nosotros luego se nos encomendó la administración.
De esa creación, se nos dio también el poder de crear, aunque de una forma más limitada. Por ejemplo, no podemos crear por nuestra mera voluntad, no podemos dar vida porque simplemente lo queremos.
Por eso cuando llegan nuestros sueños y fantasías, que son sencillamente, el tiempo desdoblado a nuestro antojo… el tiempo se hace energía, porque nuestra mente tiene en su interior pensamientos.
Ellos transmiten pulsos eléctricos en la función sináptica. La infraestructura de nuestro cerebro es electrónica, de micro voltajes. La materia se sublima en energía (E=mc2). Por eso el pensamiento, una vez que nace, se materializa al revertir el proceso.
Es un tema de secuencias. ¿Cómo sucede? Pensando, definiendo, diciendo SÍ o diciendo NO. Esto lo quiero HOY o lo quiero MAÑANA… o dentro de UN AÑO. Esto quiero hacerlo AQUÍ o quiero que sea ALLÁ. Este es el pensamiento revertido en tiempo. El pensamiento revertido en espacio.
Todo es mente, y por ella, la materia subsiste…
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Autor: Alberto Saenz
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