Cada día nos levantamos con la rutina en nuestras mentes, manos y hasta en nuestros ojos y labios.
Nos levantamos con el peso del afán impuesto por todos y por nosotros mismos. Nos levantamos sabiendo que hay un estorbo de apuros y tiempos.
Esto es cada día, no hay excepción, pues su figura está revestida por este afán.
Cotidianamente luce un mismo traje. La única diferencia son las estaciones y las actividades… pero todo lo demás es así…
Y nos levantamos progresivamente con el peso del ahínco, ambición y codicia…todo unido…Realmente fastidioso y hueco…
Christy Petri (Quesada Segura)