No hay peor engaño que el creer por bien aquello que está mal. Aunque se disfrace de pomposos tornasoles, su forma no puede ocultar su rastro. Parece cubrir y llenar, resaltar o moldear, ordenar y edificar, pero al final todo se cae y nada perdura. En su huella claro está su verdadero sentir, la señal de lo que se creyó ser y no fue, en su huella claro está.
Abrir bien los ojos, pensar y escuchar para vivir un asombroso descubrimiento: que el bien y su hacer no tienen nada que esconder, pueden sumar las veces en que exponen su rastro para que todos vean su huella y sepan que su traje no es un disfraz, sino la admirable diferencia de una inconfundible apariencia. Está siempre lleno de luz y verdad, prevalece, es lo que es y vale lo que vale…ni un poquito más ni un poquito menos.
Elenny Hernández Cerdas
