Dos árboles de ciprés estaban discutiendo acerca del sentido de la vida. Concluyeron que la función de convertir el CO₂ en oxígeno era suficiente razón, ya que si no lo hacían no existiría la vida.
Un árbol que estaba detrás les comentó que si él pudiera realizar algo, además de solo crear oxígeno, le gustaría ser, aunque fuera un día, el centro de toda expectativa y así despertar en alguien toda la atención… que lo miraran fijamente como si significara algo que no pudiera ser explicado.
Los dos árboles de ciprés rieron ante semejante comentario, tanto que un viejo que caminaba cerca, escuchó las carcajadas y salió espantado del bosque.
Autor: Jorge Cubero
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