Es de noche. Es normal. De pronto llegas a un restaurante. Te atienden con una gran sonrisa y agradecimiento.
Esperas tu platillo… y cuando llega a la mesa… posiblemente ya sabes lo que te dirá el mesero:
—¡Buen provecho!
Pero… ¡No!… No es un «buen provecho». Te sorprendes un poco… Escuchas algo muy nítido:
—TE DESEO LO MEJOR…
¿Quién dice eso antes de cenar? ¿Qué mesero? Bueno… el mesero de hoy…
Esta noche fue diferente. Un lenguaje del corazón.
Si quieres recibir nuestros escritos y llenarte de luz, puedes suscribirte aquí.
Cuando nuestro ser esta lleno de encenanzas buenas , siempre compartirás cosas buenas,.. De la abundancia del corazón habla la boca.
Así es. 😀