Uno de los valores más importantes que una persona puede tener es el entusiasmo. Sin embargo, no aparece por arte de magia, sino que hay que cultivarlo y desarrollarlo intensamente, poner un especial empeño para sostenerlo. Cada uno tiene que encontrar qué es aquello que le entusiasma y cuidarlo con mimo y dedicación.
El entusiasmo debe ser como un brote pequeñito que debemos regar todas las mañanas para poder realizar un gran cambio en nuestras vidas. Un cambio que nos conduzca a una vida infinitamente más placentera y agradable y que nos permita ir construyendo una vida mejor cada día.
Ante las situaciones debemos asumir una vida pletórica de entusiasmo, cada mañana levantarnos con una sonrisa, con ganas de dar lo mejor al mundo. Sé que es difícil… pero… ¿qué es fácil en la vida? Es un trabajo diario que debemos realizar. Sin embargo, los frutos de ese trabajo son excelentes y nos recompensarán mil veces el esfuerzo que hayamos realizado.
Sé entusiasta con tu familia, con tu trabajo, con los pequeños detalles de cada día. Centra tu atención en lo que haces y trata de buscarle el gusto. Todo está en tu actitud. No importa lo difícil que se te ponga la vida si tu actitud es positiva, si cada día te esfuerzas en dar lo mejor de ti mismo. Te repito que las satisfacciones son innumerables.
Cada día es una batalla, una lucha sin cuartel, sin embargo lo mejor de todo es poder ganar esas batallas. Que perdimos una, no importa, nos ponemos de pie de nuevo y seguimos adelante, perdimos una batalla, pero no la guerra. Desarrollar el entusiasmo por la vida es un esfuerzo que merece la pena y que nos dará excelentes resultados; una vida más sana, más alegre, más positiva y desde luego logrará cambiar nuestro entorno vital y haremos felices a los demás.
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Autor: Gabriel
Dibujo: Freepik
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