Han pasado exactamente 14 días. He escuchado su pico chocar contra el
techo, puertas y ventanas. No ha sido mi culpa, no he impedido su
entrada. Él llegaba sin avisar y además parecía jugar a las
escondidas, me acercaba y ya no estaba.
Pero se los dije, volvería. Me lo prometió, regresó. Hoy llegó
nuevamente, esta vez la entrada estaba completamente disponible para
él. Atravesó la puerta, comenzó a volar y a actuar. Esta vez llegó un
poco nervioso, pero con muchas ganas de entregar un mensaje
sofisticado.
Es tan excelente orador y actor, aunque esta vez hubo más actuación
con expresión corporal que oratoria. Yo tuve que jugar con él y
acertar la sorpresa que traía. Adelantó mi regalo de cumpleaños con
algunos días de anticipación, pero me advirtió guardar el presente con
mucha insistencia. No puedo contarlo, pero todo está de maravilla.
Que bandido pajarillo, cumple sus promesas, justo en el día, momento y
hora. Deberían aprender los humanos de éstos. Bandida avecilla,
prepara muy bien su discurso para provocar ganas y expectativa. Su
visita fue rápida, no quería decirme más. La intriga quedó allí en el
aire y mi cabeza.
Él me dijo que seguiría visitando mi hogar y mi vida…sin restricción
de tiempo. También me aseguró que llegaría en el momento menos
esperado: desayuno, almuerzo, cena, por ejemplo. Él decidía. Hasta me
informó que en las próximas fechas llegaría a pasear con familiares.
Voló rápido antes de contarme más cosas. Debía esperar y estar
preparada para su retorno.
Christy Petri (Quesada Segura)
