ADN Energético

Una jirafa me habló


Soy una jirafa. Tengo que contarte, que de mi clase habemos muchas. Un camino largo entre el cuerpo y la mente nos identifica, y un caminar relajante. Mis pies tengo sobre el suelo, mientras veo el horizonte. Así es como aprendo a soñar. Desde aquí, veo cosas que otros no ven. Miro más alto, desde otro punto, mientras tengo los pies sobre tierra. Parece ser una distancia muy alta entre el suelo y el cielo, pero no lo es.

Soy una jirafa y me agacho al beber. Cuando tomo mi agua, que me da vida, me inclino y agacho mi cabeza hasta lo más bajo. Pierdo la vista del horizonte, la más alta de todas, y vuelvo a ver la tierra, como la viera una hormiga. Tomo el agua, respiro y vuelvo a la vida otra vez. Y con ánimo luego levanto mi cabeza hasta lo más alto que pueda, pero recuerdo la tierra y sé que la necesito cada vez que tengo sed.

Soy una jirafa. Me alimento de acacias. Son árboles nobles, como todos, pero llenos de espinos, y grandes espinos. Mi comida es dura, mi realidad de todos los días. Pero tengo una lengua fuerte. Estoy preparada para eso. Y quizás a veces no apetezca, pero es eso justamente lo que me mantiene fuerte y firme.

Mi parte favorita de ser jirafa es mi diseño. Tengo manchas. No son cicatrices, son manchas, es estilo. Nací con contraste y con diseño en mi interior y en mi exterior. Mi silueta es delicada, parece que subo como fluyendo hacia arriba, y cuando corro tengo un ritmo particular. Con esta contextura y con esta estatura, me cuesta tomar impulso, y ¡cuánto necesito del equilibrio!

Yo soy una jirafa. Nosotras, no somos más que nadie, sino solo diferentes, y parte de un paisaje lleno de otros animales y sus cualidades. Yo, en realidad, al final de todo, soy poesía.

Si quieres recibir nuestros escritos y llenarte de luz, puedes suscribirte gratis aquí.

Autora: Alejandra López
Imagen: Alejandra López

Noticias Mi Ciudad

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.