ADN Energético

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El silencio


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El silencio es una reducción de ese ruido interior que ocupa no sólo los oídos, sino también nuestra atención. El silencio no es la ausencia de sonido, eso sería imaginárselo negativamente.

El silencio nos permite escuchar muchos sonidos que de otra manera no escucharíamos: el sonido de los pájaros, del agua, del viento, de los árboles, de las ranas, de los grillos, del acompasado ritmo de la respiración, los latidos del corazón, la música, así como también de la conciencia, los sueños despiertos y las intuiciones.

Uno cultiva el silencio no obligando a los oídos a no oír, sino elevando el volumen de la música del mundo y del alma.

La voz de Dios se puede oír en la intimidad del corazón, solo cuando la lengua está callada, cuando está en silencio, porque el silencio es el lenguaje del buscador espiritual.

El amor, la gran verdad que trasciende la naturaleza, no se comunica de un ser a otro por medio de la palabra, la verdad prefiere el silencio para llevar su significado a las almas amantes. Es en el silencio de la noche cuando se produce la mejor comunicación entre los amantes porque es portador del mensaje del amor y recita la poesía de los corazones.

El lenguaje hablado no es el único medio de comprensión entre dos almas. No son las palabras que salen de los labios las que unen los corazones, hay algo más alto y más puro.

El silencio ilumina las almas, susurra en los corazones y los une, el silencio nos hace viajar como en un velero por el mar del espíritu y nos acerca al cielo. Hemos olvidado ese lenguaje y debe ser aprendido de nuevo. Ese lenguaje es el del amor.

El lenguaje del amor es silencioso, se expresa en silencio. Cuando dos amantes están en verdadera y profunda armonía, cuando sus vibraciones están sincronizadas entre sí, cuando ambos vibran en la misma longitud de onda, entonces hay silencio.

Entonces a los amantes no les apetece hablar porque el silencio es el lenguaje de las almas amantes. Cuando estás profundamente enamorado, puede que tomes de la mano a tu pareja, pero estarás en silencio, en completo silencio.

En ese lago sin olas de tu conciencia, algo se transforma y se pasa el mensaje. Es un mensaje sin palabras. Uno tiene que aprender el lenguaje del amor, el lenguaje del silencio, el lenguaje de la presencia de cada uno, el lenguaje del corazón, el lenguaje de los cuerpos, y en ese lenguaje sobran las palabras. ¿Sabes oír? Cuando cantan los pájaros, ¿llaman a las flores de los campos, hablan a los árboles o repiten el murmullo de los arroyos?

El hombre, con todo su entendimiento, no es capaz de saber lo que canta el pájaro, ni lo que murmura el arroyo, ni lo que susurran las olas cuando lamen la playa suave y delicadamente.

El hombre no es capaz de saber, con todo su entendimiento, qué es lo que dice la lluvia al caer sobre las hojas de los árboles, o cuando sus gotas golpean los cristales de las ventanas. No puede saber lo que la brisa le está diciendo a las flores de los campos.

La ausencia de silencio, el ruido mental, físico y espiritual del hombre actual y de su entorno no le permite apreciar tantas cosas que sólo notamos cuando estamos serenos, en paz y en silencio, porque, después de todo, ¿para qué sirve la vida si el hombre no puede escuchar el canto del pájaro amigo, las conversaciones nocturnas de las ranas al borde del estanque y las discusiones nocturnas de los grillos después de la lluvia?

Pero el corazón del hombre puede sentir y captar el significado de estos sonidos que hacen vibrar sus sentidos. La Sabiduría Eterna habla en un lenguaje misterioso, alma y naturaleza conversan juntas. Sin embargo, ¿no ha llorado el hombre al escuchar los sonidos?, y ¿no son sus lágrimas un entendimiento elocuente?

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Autor: Fernando Latouche
Sitio web: Ser Luna
Dibujo: Freepik
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Abundante amor


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Amo la gente que se esfuerza. La gente que sonríe pese a las contradicciones y las adversidades. Que no hay mal tiempo si llegan las buenas caras.

Me mueve la gente que impregna el sentido de lucha. La gente que perdona pero sobre todo la gente que se perdona. La gente que no se determina por un resultado negativo.

Amo la gente que se sobrepone, la gente que conquista. La gente que se llena de actitud, la gente decidida. Amo la gente con capacidad de acción en escenarios incrustados, en calles sin salida aparente.

Amo a los que tienen problemas en solución. Amo a quien no entierra a otro por un error, a la gente que se cae, a la que se maravilla ante la Creación.

Amo a la gente que abrazo, a la que me motiva e irradia luz y amor. Amo el cielo estrellado y las mañanas soleadas. Amo mi vida pero especialmente te amo a Ti Dios.

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Autor: More Gabriel, Sheliaj General
Comunidad Judía Shuva De Costa Rica
Dibujo: Freepik
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Amo a Dios


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Amo a Dios y le siento,
en los pequeños milagros de cada hora,
en el fuego de la poesía, en el
dorado vuelo de la danza, en
los latidos blancos de la música.

Amo a Dios y ausculto latidos
de su pecho en el flujo y reflujo
del mar sobre la playa, en la
dulce marea de luz de las
vidrieras, en el duro chasquido
del relámpago, en las tibias
gotas de la lluvia.

Amo a Dios y reconozco su
Voz, su Presencia por los
íntimos claustros del corazón.

Amo a Dios porque si no es
de Dios ¿de dónde me nace
la dulcísima primavera de amor
que estalla hoy por los
jardines de mi vida?

Amo a Dios y lo descubro
en la mirada azul del niño,
ventana pura por donde
se asoma el Padre de la Vida
y contempla con ternura su
creación.
Amo a Dios…

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Autor: More Gabriel, Sheliaj General
Comunidad Judía Shuva de Costa Rica
Dibujo: Freepik
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Impotencia


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Y sigue muriendo gente… Lo vemos en las calles. Otros tal vez lo saben… Y nos sentimos impotentes al no saber qué más hacer, de seguir esperando.

De alzar nuestra voz hacia el cielo y clamar porque los tiempos y las estaciones se acomoden. De rogar por una oportunidad más… por un final que en realidad es el comienzo del principio que tuvo que ser.

Y nos sentimos observadores que no hacen más que contar… y cuando se tiene el chance… hacer… pero no nos podemos dividir…

No importa si lo sentimos, si nos desgastamos, o si lo vemos. Quisiéramos más luz… de todos. Que el rompecabezas encuentre esas piezas necesarias para que la luz se expanda al 100%, al 1000% o a la cifra que se quiera. Eso sí, siempre para arriba.

Y hablamos del espacio que percibimos, ¿pero cuántos espacios más faltan por recorrer o por pensar? Aquí al menos llega más luz por la bondad y compasión del Creador, pero hay otros que ni conocen su término.

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Dibujo: Freepik
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Polvo


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Soy nuevo en el conflicto, por eso lo noto.
Algunos lo conocen tanto que ya no lo detectan.
Se acostumbran, lo manejan.
Si no somos orgullosos, juzgamos al que lo es.
Si no somos envidiosos, somos egocéntricos.
Si no somos criticones, somos permisivos.
Si no somos impacientes, somos rencillosos.
Todos pecados del polvo.
Actitudes de una humanidad frágil, frágil, frágil.

¿Quién podría huir de sí mismo y salvarse de sus propias actitudes?
¿Quién lograría tregua en su interior o batallas fáciles de ganar?
¿Quién podría por sí mismo ganar una batalla perdida?
¿Quién me diría extremista o pesimista?
No hay ninguno.
¿Quién me diría realista?
¿Quién me diría acertado?
¿Quién me diría: yo sí pude?
A ese sigo, con ese gano. Con ese puedo.

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Autor: Anónimo
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Todo tan nuestro


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No nos escribíamos porque las palabras disminuían, o al menos no nos escribíamos de la forma habitual… pero estábamos respirando… y allí… hablando…

Estábamos creando nuestro propio alfabeto que hacía y hace suspirar al Universo, con sus miles de conexiones invisibles y vehementes.

Nos visitábamos por las rejillas de los sueños o llegábamos únicamente a través de habitantes. Nos decían lo que era y como era, pero en realidad éramos ambos comunicándonos… sintiendo.

A veces la visita era personal, muy privada, casi transparente. Solo así sabíamos que era todo tan nuestro y a la vez tan natural.

Que con esa misma luz esmeralda que vimos ayer en la escena, nos dibujábamos pensamientos. Nos llamábamos. Llorábamos esperándonos.

¿Dónde estamos? La costumbre no puede quedarse con nosotros. El tiempo es nuestro.

¿Vernos y hablar en directo? Eso sí puede quedarse eternamente. Hay mucho por contarnos… ¡Vamos! Nos invitamos.

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Dibujo: Freepik
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Bienvenida primavera


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No es tanto de querer hacer las cosas como de tener los mejores motivos. Esto hace que una sola intención se vuelva una fuerza imparable, una revolución, una transgresión…

Nos hace atravesar la Tierra en directo, de polo a polo. Mirar un cielo empedrado o volar miles de cometas por los aires en tan solo un nano-segundo, deformando lo que alguna vez fue tiempo y espacio.

Es dejar el «bla bla bla» y en su lugar hacer que la tierra tiemble a nuestro paso. Es saber que SÍ está, que siempre estará y que por lo tanto nada nos faltará.

Bienvenida sea la primavera…

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Autor: Alberto Saenz
Dibujo: Freepik
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Aventureros apasionados


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Íbamos arriba junto al aire. Con el amor directo del cielo. Más cerca. Ondas que las nubes traían desde algún «espacio»… o mejor dicho, desde el blanco escondido, pasando por las mentes de habitantes de la tierra.

Nos veíamos con siluetas, y con alguno que otro flechazo de corazón a vientre… y viceversa. No era fácil cambiar de escena. No era fácil detener el rumor del otoño.

Nos pensábamos… pero aún nos PENSAMOS. Es un cálido amarillo que acapara a los grandes aventureros. Guiones, diálogos, silencios, meditaciones, pausas, intuiciones…

Encuentros y… ¿encuentros? A la espera. Siempre tan atentos. Siempre tan despiertos. Sin darnos por vencido.

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Olas de transformación


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Nos duele la sangre. Se nos abren las costillas. Nos duelen como pequeñas ondas que van llamando a la nueva creación.

Pasan una vez y otra vez. Solo se sienten, como si jalaran cada ligamento, como si la sangre viajara por todo el sistema… purificando.

Nos duele la sangre. Se nos abren las costillas. Nos duelen como pequeñas ondas que van llamando a la nueva creación.

Lo percibimos llevando la mirada de la mente como explorador interno. Es de noche. No hay gotas de cansancio. Solo dolor. Es una vigilia con vibraciones de ADN.

Nos duele la sangre. Se nos abren las costillas. Nos duelen como pequeñas ondas que van llamando a la nueva creación.

Son olas de transformación, son olas de sangre que hablan, como si el Universo tocara nuestro sistema.

Es agua con información. Son llantos de reflexión, de retorno. Duele físicamente, pero sana internamente. Nos conecta con amor.

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Dibujo: Freepik
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El equipo de arriba


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Somos muy pequeños… Más allá de las montañas, o de ese claro y gran espacio que percibimos al levantar nuestras miradas, existe una gran orquesta, o un gran rompecabezas.

Desde arriba todo pasa… Abajo danzamos, pero gracias a ese nivel de supremacía… ¡Esto es para asombrarse! Y el asombro nos impulsa…

Con esta fuerza podemos ser más benevolentes con los otros. Reconocer nuestro tamaño, ensancha el amor de arriba y nuestra generosidad abajo…

Es el maravillarnos lo que despierta el «hacer»… ¡Ah!… y le quita el sueño a muchos…

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Dibujo: Freepik
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